viernes, 26 de diciembre de 2014

Dos poemas de Robert Lowell









* Introducción y traducción Raul Racedo   


Cuando elaboré esta introducción  decidí evitar cualquier alusión a los ¨logros intelectuales¨ de Lowell.
Porque consideré a la sustancia de su creación poética fuera de esos ¨logros¨. Y porque la trascendencia de ella va mucho más allá de la consideración del público lector; aunque este haya sido quien otorgara importancia a su producción; cosa que condujo a que las editoriales colocaran en una marquesina móvil el nombre y apellido de éste hombre.

Cuando esa marquesina móvil se desplaza de izquierda a derecha repite ¨Logros intelectuales de Robert Lowell logros intelectuales de Robert Lowell logros intelectuales de Robert Lowell ¨, cosa encargada de representar el fetichismo del público lector,  quien salta de alegría ante el espectáculo promovido por el mercado, órgano que colaboró con el asunto de insertar a Lowell en el territorio de la supra normalidad.



Mediante tal mecanismo, el lector se convirtió en otro eslabón en la línea de producción encargada de hacer posible  que la inmensa mayoría  de lectores jamás pueda acceder al universo donde aparecen en toda su magnitud las miserias  o veleidades de Lowell.


Es la razón por la que su función como escritor  pasó a ser  la de un ¨personaje¨ protegido.

En mayor o menor medida el ¨personaje¨ protegido disfrutó con la idea de acceder a tal rango. Nada del otro mundo: el mercado editorial le lanzó un salvavidas; y él lo tomó. Cuando se dio cuenta de la maniobra, se sintió  ¨dignificado.¨



Para  la clase social a la que pertenecía Lowell,  el mecanismo sirvió para avalar  su ¨prestigio¨ de ¨estirpe¨   ; además de reivindicar la ¨excelencia¨ de su tarea histórica.



Porque ambos (el ¨prestigio¨ de Lowell así como el de su clase) implicaban la eternización indirecta de esta última.





Pretender otra cosa , estaba fuera de lugar ;  sobre todo si se tiene en cuenta que quienes bajaron del May Flower  fueron los autores del diseño, y  de la puesta en escena de la Constitución de Estados Unidos. Y los antepasados de Lowell formaron parte de eso.



 El refrito que descendiera del May Flower se  disolvió en el torrente teológico calvinista que  tuviera lugar  en la ¨sangre ¨ Lowell ;  a lo que se agregó , también,  la corriente de los sanadores puritanos, aquellos que abandonaran Inglaterra en 1620.



La mezcla puritanismo/calvinismo fue el elemento encargado de  empujar  la rebelión de  Robert en contra de su parentela.



Por ello saltó del episcopalismo  al catolicismo.Cualquier persona con un mínimo de información acerca de ambas cámaras de tortura podría preguntarse:

 ¿ Salto?

¿Dónde?

¿Cómo? 

¿Cuando?

Durante la II Guerra Mundial el voluntarismo de Lowell  voló en otra dirección al transformarse en objetor de conciencia.



Obviamente corría en sentido contrario al de quienes optaran por marchar a la guerra marcando el paso y pensando en América. América merecía el sacrificio de 500.000 soldados, además de  millones de víctimas conseguidas al intervenir en el conflicto.



Si señor.



Lógicamente, al objetor de conciencia Lowell ,su posición le valió la cárcel.



¨Querido Señor Presidente: lamentablemente tengo que rehusar la oportunidad que me ofreció de servir en las Fuerzas Armadas en su comunicación del 6 de agosto de 1943¨ -le escribió en una carta a Franklin Rooselvet durante el mes de septiembre del mismo año.



Luego, en la misma carta,  deja en claro que después del bombardeo de Pearl Harbor estaba preparado para pelear en la guerra. Pero como eso ocurrió antes  de leer los términos incondicionales de la rendición planteados por Estados Unidos a Japón y Alemania, consideró que los mismos auguraban la destrucción permanente de ambos.



Por tanto, nada de colaboracionismo. Si Estados Unidos preservaba  Alemania / Japón, joya!! , participaba en la guerra.



Para los 60as Lowell dedicó sus esfuerzos a  luchar por los derechos civiles así como a la actividad que se presentó luego de hacer público su rechazo a la guerra  de Vietnam.



Previo a esto, ya había conseguido subir unos escalones mas en la escalera del reconocimiento al participar  en la clínica construida en las profundidades talentudas de la Universidad de Iowa.





Su bien conseguida y consistente performance relacionada con profundizar los anhelos narcisitas de quienes concurrieran al Writer´s Workshop de esa institución, le resultó un buen vehiculo ya que el veloz automóvil de quien viera la oportunidad de conducirlo de cabeza (Donald James Winslow)a difundir la exacerbación mencionada en  la Boston University , le permitió ponerse en contacto con su por entonces alumnas, Sylvia Plat y Anne Sexton.



De este modo el hombre que tuviese un matrimonio ¨ tormentoso y sin descanso ¨ siguió su camino hacia la sacrosanta paternidad de la corriente Confesionalista.



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 Relinquunt Omnia Servare Rem Publicam



The old South Boston Aquarium stands

in a Sahara of snow now. Its broken windows are boarded.

The bronze weathervane cod has lost half its scales.

The airy tanks are dry.

Once my nose crawled like a snail on the glass;

my hand tingled

to burst the bubbles

drifting from the noses of the cowed, compliant fish.

My hand draws back. I often sigh still

for the dark downward and vegetating kingdom

of the fish and reptile. One morning last March,

I pressed against the new barbed and galvanized

fence on the Boston Common. Behind their cage,

yellow dinosaur steam shovels were grunting

as they cropped up tons of mush and grass

to gouge their underworld garage.

Parking spaces luxuriate like civic

sandpiles in the heart of Boston.

A girdle of orange, Puritan-pumpkin colored girders

braces the tingling Statehouse,

shaking over the excavations, as it faces Colonel Shaw

and his bell-cheeked Negro infantry

on St. Gaudens shaking Civil War relief,

propped by a plank splint against the garages earthquake.



Two months after marching through Boston,

half the regiment was dead;

at the dedication,

William James could almost hear the bronze Negroes

    breathe.



Their monument sticks like a fishbone

in the citys throat.

Its Colonel is as lean

as a compass-needle.



He has an angry wrenlike vigilance,

a greyhounds gently tautness;

he seems to wince at pleasure,

and suffocate for privacy.



He is out of bounds now. He rejoices in mans lovely,

peculiar power to choose life and die--

when he leads his black soldiers to death,

he cannot bend his back.



On a thousand small town New England greens,

the old white churches hold their air

of sparse, sincere rebellion; frayed flags

quilt the graveyards of the Grand Army of the Republic.



The stone statues of the abstract Union Soldier

grow slimmer and younger each year--

wasp-waisted, they doze over muskets

and muse through their sideburns . . .



Shaws father wanted no monument

except the ditch,

where his sons body was thrown

and lost with his "niggers."



The ditch is nearer.

There are no statues for the last war here;

on Boylston Street, a commercial photograph

shows Hiroshima boiling



over a Mosler Safe, the "Rock of Ages"

that survived the blast. Space is nearer.

When I crouch to my television set,

the drained faces of Negro school-children

rise like balloons.



Colonel Shaw

is riding on his bubble.

he waits

for the blessèd break.



The Aquarium is gone. Everywhere,

giant finned cars nose forward like fish;

a savage servility

slides by on grease.













Relinquunt Omnia Servare Rem Publicam.






El viejo Acuario de Boston permanece

en un Sahara de nieve ahora. Sus quebradas ventanas están enmaderadas.

El pescado de la veleta de bronce perdió la mitad de  sus escamas.

El tanque aéreo esta seco.

Una vez mi nariz se arrastró como un caracol en el vidrio;

mis manos rascaron

hasta reventar las burbujas

errantes de las narices de los intimidados, sumisos peces.



Mis manos retrocedieron. Muchas veces continué

dando un vistazo por las oscuras  inclinaciones del vegetante reino

de peces y reptiles. Una mañana del último marzo,

me apreté contra la cerca de púas nuevas y galvanizadas

en el Boston Common. Detrás de su celda,

las palas mecanicas gruñían como dinosaurios amarillos

cuando  recogían toneladas de musgo y hierbas

al vaciar el bajo mundo de su garage.

Estacionamientos de espacios lujuriosos como cívica

almohada de arena en el corazón de Boston.



Un cinturón naranja, calabaza Puritana coloreando las trabas

de las vigas en la hormigueante Casa de Gobierno;

sacudiéndose sobre la excavación, como si las caras del Coronel Shaw

y su infantería de Negros con cachetes como campana(1)

sacudieran la calle Gauden con el consuelo de la Guerra civil;

extensa tabla apropiada  para  servir de astilla contra el terremoto del garage.



Dos meses después de marchar a través de Boston,

medio regimiento fue muerto;

en la conmemoración

William James casi pudo escuchar la respiración de bronce de los

negros.



Las varas del  monumento como  espina de pescado

en el cuello de la ciudad y

su Coronel como una delgada

aguja de brújula.



Tiene la encolerizada vigilancia de un pájaro,

de un galgo dulcemente tieso;

que al parecer retrocede ante el placer

y  se sofoca por privacidad.



Está fuera de ataduras ahora. Se regocija en el hombre cariñoso;

peculiar poder para escoger vida y muerte;

cuando lideraba sus negros soldados hacia la muerte,

no podía doblar la espalda.



En miles de pequeños pueblos de la verde New England

las viejas iglesias sostuvieron el pelo

de la desparramada, sincera rebelión; raídas banderas

acolchando el cementerio de la Gran Armada de la República.



Las estatuas de piedra de la abstracta Unión de Soldados

crecen delgadas y jóvenes cada año-

cinturas de avispas, dormitan sobre mosquetes

y meditan a través de las patillas de ellos...





El padre de Shaw no quería un monumento

excepto la zanja

donde el cuerpo de su hijo fue arrojado

y extraviado con sus "negros."



La zanja está cerca.

No hay estatuas de la última guerra aquí;

en la calle  Boylon, un fotógrafo comercial

muestra una derretida Hiroshima

sobre Mosler Safe, la "Roca de las Edades"

que sobrevivió a la explosión(2).  El lugar esta cercano.

Cuando me acuclille hacia mi equipo televisivo

las secas caras de los niños de la Escuela de Negros surgieron como  balón.





El coronel Shaw

cabalga en su ilusión.

Espera

la bendición del descanso.





El Aquarium se ha ido. Por todos lados

automóviles gigantes con aletas  y hocico como pez;

un bárbaro servilismo

resbala entre la grasa.


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Notas



(1)El Coronel Shaw nació en Boston, Massachussets. Su madre fue una destacada abolicionistas pero su hijo no compartía tal inclinación. Luego de declarada la emancipación, a Shaw le ofrecieron la oportunidad de hacerse cargo del regimiento de voluntarios de color llamado "Los 54 de Massachussets."

Su madre fue quien lo persuade a aceptar.

Shaw fue severo en cuanto a impartir disciplina a sus subordinados. De acuerdo con algunos oficiales, cuando entrenaba a la tropa gustaba utilizar la coerción. A aquellos que se negaban a obedecer, los hacia permanecer en un barril. Se dice también que tenia por costumbre amordazarlos o balearlos.



 Por sugerencia de Shaw, "Los 54" lideraron el asalto al fuerte Wagner, en Carolina del Sur. 272 miembros del regimiento fueron muertos entonces, entre ellos Shaw.



 (2) Uno de los inusuales ejemplos del favorable impacto de la bomba sobre Hiroshima y Nagasaki, fue el ocurrido en industrias como la Mosler Safe Company de Hamilton, Ohio.

En virtud de que sus productos estaban en el lugar correcto en el momento correcto, Mosler se transformó en LA compañía salvadora(Safe)para la era atómica. Antes de la segunda guerra mundial, Mosler Safe había reemplazado la bóveda ("La Roca de las Edades que sobrevivió a la explosión"-escribe Lowell) del Banco Teikoku en Hiroshima, Japón. Después del lanzamiento de la bomba se descubrió que el contenido de esa bóveda en particular estaba milagrosamente intacto. Gracias a esto, pronto el gobierno de Estados

Unidos eligió a Mosler Safe para construir un refugio atómico para que la Declaración de la Independencia y la Constitución fuesen salvaguardadas durante un ataque u otro desastre.





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              Fathers Bedroom



         In my Fathers bedroom:

         blue threads as thin

         as pen-writing on the bedspread,

         blue dots on the curtains,

         a blue kimono,

         Chinese sandals with blue plush straps.

         The broad-planked floor

         had a sandpapered neatness.

         The clear glass bed-lamp

         with a white doily shade

         was still raised a few

         inches by resting on volume two

         of Lafcadio Hearns

          The clear glass bed-lamp

         with a white doily shade

         was still raised a few

         inches by resting on volume two

         of Lafcadio Hearns

         Glimpses of unfamiliar Japan.

         Its warped olive cover

         was punished like a rhinoceros hide.

         In the flyleaf:

         Robbie from Mother.

         Years later in the same hand:

         This book has had hard usage

         On the Yangtze River, China.

         It was left under an open

         porthole in a storm.



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            En el dormitorio de mi padre





          En el dormitorio de mi padre:

          la fibra azul es delgada

          como la escritura de una lapicera en el cubrecama;

          azules descoloridos en las cortinas,

          un kimono azul

          sandalias chinas con azules correas de felpa.

          La ancha tabla del piso

          tiene una  pulcra lijada.

          La claridad de la lámpara de vidrio

          con una pequeña y blanca tulipa que fuera levantada algunas

          pulgadas para que descansen en el volumen

          dos los oídos de Lafcadio.

          Reflejo de un Japón no familiar.

          Como el escondite de los rinocerontes,

          sus combados olivos cubren

          lo que fue castigado.

          En el marcador del libro:

         De Mamá para Robbie.

          Años mas tarde en el mismo lugar:

         Este libro ha tenido un duro trato,

          En el río Yangtsé, China.

          En la tormenta él fue dejado abajo

         De  una tronera abierta.     






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